Lo contó: Asteyma
Aplicando la Directiva Comunitaria 2009/125, nos quedarán tan solo 5 años para alcanzar la eliminación total de las lámparas incandescentes tradicionales. Esto significa que, concienciados o no, tendremos que sustituir las antiguas bombillas por luminaria de bajo consumo, tanto a nivel privado como público.

¿Estamos preparados? ¿Asumimos su coste a cambio de reducir contaminación atmosférica?
No podemos ir “a tientas”, necesitamos información para su correcta gestión (uso, separación y reciclaje).

Off. – En información y reciclaje:
- Son residuos peligrosos y están sujetos a la Directiva RAEE (Residuos de Aparatos Eléctricos y Electrónicos) y Real Decreto 208/2005, de 25 de febrero, sobre aparatos eléctricos y electrónicos y la gestión de sus residuos.
No se pueden depositar en los contenedores de residuos urbanos como las bombillas tradicionales. Es obligatorio su reciclaje.

- Contienen mercurio. Aproximadamente entre 1 o 2mg. Una cantidad pequeña comparado con un termómetro tradicional, pero suficiente para contaminar el medio y acumularse en la cadena trófica si se rompe la bombilla y se libera el mercurio.

- No duran todas igual. Dependen de las marcas y del ambiente donde se encuentren. Los ambientes calurosos y húmedos, no más desfavorables para su vida útil.

- Manipulación en caso de rotura. Mientras permanezca sellada, no hay riesgo de contaminación. El peligro existe cuando se rompe y libera materiales nocivos. En este caso es necesario manipular los residuos con guantes, evitando el contacto directo con la piel, las vías respiratorias y la ropa.

- Coste elevado. Son más caras que las tradicionales, sobre todo aquellas que han sido fabricadas bajo las normas de calidad y legislación europea. El precio suele ser proporcional a su garantía. Además el coste del almacenaje y reciclado es muy superior al de un residuo inocuo.

- Falso mito del apagado y encendido. Se ha demostrado que siempre es mejor apagar la luz. No es cierto que se consuma más o que se disminuya el tiempo de vida útil de la bombilla.
http://youtu.be/W7Lia6lmPXE

- Publicaciones alertando sobre los peligros en la salud humana. Al igual que con otros aparatos eléctricos, existen publicaciones que alertan sobre los efectos nocivos sobre la salud. http://www.elmundo.es/suplementos/cronica/2008/638/1200178806.html


On.- Beneficios para la economía y el Medio Ambiente.
- Eficiencia energética. Son bombillas frías, no se desperdicia el 50% de la energía en calor, como en las tradicionales. Utilizan entre el 50%-80% menos de energía para obtener la misma cantidad de luz. Una bombilla de bajo consumo de 9 W equivale a una de 50W tradicional.

- Menor generación de CO2. Algunos estudios señalan que una bombilla de 18W de bajo consumo puede reducir la emisión de media tonelada de dióxido de carbono durante toda su vida útil. Esto significa que en Canarias fácilmente se podría dejar de emitir más de 1 millón de toneladas de CO2; basta con que cada ciudadano cambie 1 bombilla tradicional por otra de bajo consumo. (2.103.922 habitantes en el 2010, según INE)

- Ahorro económico. Duran entre 7-10 veces más que las convencionales. Cambiando 5 tradicionales por 5 bombillas de bajo consumo (equivalentes), se puede ahorrar unos 60 euros al año en electricidad.

- Diseño para la reutilización según la legislación. El tratamiento de las lámparas está diseñado para la captación y control de los contaminantes y para la máxima valorización de los materiales que las componen.

- Sistema selectivo de recogida. Cada vez son más los establecimientos que participan en su recogida selectiva. http://www.recogidasambilamp.com/acceso.php

- Variedad de modelos y tipos. Se adaptan a todos los gustos estéticos y decorativos del hogar.

Encender una bombilla de bajo consumo es una inversión de futuro para el planeta, siempre y cuando asumamos el coste que genera, una vez se nos apaga.



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